Si hay algo capaz de hacernos actuar para volvernos más ecofriendly son las noticias sobre el enorme daño que los seres humanos estamos causando al medio ambiente, y la isla de basura no fue la excepción.
La idea de su existencia impactó enormemente al esfuerzo ambientalista en los primeros años de este siglo: el “Gran Parche de Basura del Pacífico” era, presuntamente, una especie de isla enorme formada por desechos que alcanzaba dos veces el tamaño de Texas.
Parecía demasiado malo para ser verdad, y afortunadamente, así fue.
Pero aun cuando la "isla de la basura" resultó ser una hipérbole, la idea de que existiera contribuyó a que individuos y organizaciones cobraran conciencia sobre la importancia de proteger los océanos y adoptaran mejores medidas para contrarrestar la contaminación.
En 1997, el oceanógrafo Charles J. Moore navegaba a través del Gyre del Pacífico Norte cuando vio cantidades increíbles de basura y escribió lo siguiente:
"Me vi enfrentado, hasta donde podía ver, con la visión del plástico. Parecía increíble, pero nunca encontré un espacio despejado. En la semana que nos tomó cruzar el alto subtropical, sin importar a qué hora del día mirara, los desechos plásticos flotaban por todas partes: botellas, tapas de botellas, envolturas, fragmentos".
A medida que la noticia de su descubrimiento se extendió a diferentes medios de comunicación y al público, el descubrimiento de Moore se fue tornando cada vez más inverosímil. Casi 14 años después de ver el mar de basura, aclaró lo que presenció en su autobiografía, "Plastic Ocean".
“Digamos que lo que encontramos no era una montaña de basura, una isla de basura, una balsa de basura, o un remolino de basura: todos los medios de comunicación inventaron términos embellecedores de la verdad. Llegaría a ser conocido como el 'Gran Parche de Basura del Pacífico”, un término muy útil, pero que sugiere algo más que lo que hay allí", escribió.
"Era, y es, una sopa de plástico aguada, una sopa ligeramente condimentada con copos de plástico, acumulada aquí y allá con 'bolas de masa': boyas, matorrales, carrozas, cajas y otros 'desechos macros'. Yo no fui un Colón tardío que descubrió un continente plástico", puntualizó Moore.
En cuanto al tamaño de la "isla de basura" que supuestamente tiene dos veces el tamaño de Texas, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por su sigla en inglés) explica que la mayor parte de la basura no es inmediatamente evidente a simple vista.
"Es posible navegar a través del área de la mancha de basura y ver muy poco o ningún escombro en la superficie del agua", escribió NOAA en su sitio web. "También es difícil estimar el tamaño de estos parches, porque las fronteras y el contenido cambian constantemente con las corrientes marítimas y los vientos oceánicos".
Los desechos se mezclan continuamente por el impulso del viento y la acción de las olas y están ampliamente dispersos, por lo que pueden ser fácilmente ingeridos por especies marinas, causándoles asfixia.
Isla o no, la verdad es que la catastrófica idea de su existencia nos hizo darnos cuenta de que toda esta basura, que está causando daños irreversibles al ecosistema marítimo, no debería estar ahí, y somos los seres humanos los únicos causantes.
Empieza a adoptar un estilo de vida sustentable evitando el uso de materiales plásticos que no sean rápidamente biodegradables pero, sobre todo, no tirando tu basura en las calles.
Recuerda que todos los desechos tirados descuidadamente al final son arrastrados por las lluvias hacia los ríos y terminan desembocando en los mares.
Si todos disponemos adecuadamente de nuestra basura, nunca llegará a contaminar los océanos. Conviértete en un factor a favor de la protección del medio ambiente.
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